Este es un espacio dirigido a los estudiantes del Liceo Pedro Leandro Ipuche y Escuela Agraria de Santa Clara de Olimar, con recursos tanto para su uso en clase, como de apoyo a las tareas en casa...

martes, 2 de abril de 2019

LAS NUEVAS IDEAS DEL SIGLO XVIII: LA ILUSTRACIÓN 

El movimiento ideológico que dio al siglo XVIII el nombre de “siglo de las luces” o “siglo filosófico”, es conocido como Ilustración o Nuevas Ideas. Tiene sus antecedentes en el cambio de ideas que arranca al finalizar la Edad Media, con el Humanismo renacentista y la Reforma Protestante y se continúan con la revolución científica del siglo XVII. El centro de difusión de la Ilustración está en Europa Occidental, especialmente en Francia, seguida de Inglaterra, Alemania y Holanda. Pero tuvo una rápida expansión, pasando por encima de los límites nacionales y de las prohibiciones que sobre su difusión intentaron hacer algunos gobiernos. A través de libros, folletos y periódicos se conoció por toda Europa y llegó a América.
Fue la base ideológica de las Revoluciones Liberales de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX (Revolución de las colonias inglesas en América del Norte, Revolución Francesa, Revolución de las colonias españolas de América) y su influencia se prolongó hacia los siglos XIX y XX a través del liberalismo.

CARACTERÍSTICAS DE LA ILUSTRACIÓN

            Las características principales de la Ilustración son:
1) La negación de la autoridad y de la tradición como fuente de conocimiento. Se rechazan  los prejuicios y las afirmaciones basadas solamente en la autoridad de quien las dice. Esto implicaba desconocer a la religión como fuente para obtener un conocimiento verdadero. Las opiniones del Papa o de los obispos o de los sacerdotes no tienen porque ser verdaderas, por lo tanto la Iglesia puede equivocarse. Los pensadores de la Ilustración están en contra de la superstición, los milagros, la intolerancia y la educación religiosa. Este pensamiento crítico hacia la autoridad religiosa desarrolló el deísmo: se mantenía la creencia en un dios creador del universo pero se rechazaba la iglesia, los dogmas y rituales de las religiones. También se desarrolló, pero en muy pocos casos, el ateísmo, es decir el rechazo a la idea de un dios creador y ordenador del mundo.
2) Desarrollo del espíritu crítico; siguiendo el pensamiento renacentista de Descartes, se pone en duda todo conocimiento y nada se da por cierto si no es demostrable. Consideran que la crítica y la duda permiten avanzar en el conocimiento que el hombre tiene del mundo que le rodea. La posibilidad de expresar dudas y criticar iba acompañada por la lucha por el derecho de expresarse libremente, algo difícil en las monarquías absolutas. A veces los autores disfrazaban sus críticas, sobretodo si eran criticas al régimen de gobierno o a las costumbres, mediante el relato de viajes imaginarios a lugares utópicos (por ejemplo “Los viajes de Gulliver” de Johnattan Swit o “Cándido” de Voltaire)
3) La razón es la guía superior del conocimiento; se rechaza la existencia de ideas innatas. Mediante el razonamiento el hombre puede descubrir las leyes que rigen el universo. Los pensadores del siglo XVIII, desarrollando las ideas de la Revolución Científica del siglo XVII, creen que el universo es como una máquina compuesta de piezas o partes que se ajustan entre ellas y funcionan de acuerdo a ciertas reglas (las leyes naturales). La tarea del investigador, del científico, es la de descubrir esas reglas mediante un método de investigación basado en la observación y la deducción. El pensador David Hume sostenía: “ Echad una mirada en torno al mundo; contemplad el todo y cada una de las partes; veréis que no es otra cosa sino una gran máquina, subdividida en un infinito número de máquinas más pequeñas que a su vez admiten subdivisiones hasta un grado que va más allá de los sentidos del hombre. Todas estas máquinas y hasta sus partes más pequeñas se ajustan entre sí con una precisión que asombra”.
La Ilustración impulsó la investigación científica
4) Confianza en la ciencia y en el progreso. Los intelectuales del siglo XVIII observaron como se producían nuevos descubrimientos, se inventaban maquinas y se aumentaba la cantidad de conocimientos que el hombre tenía. Esto provocó un gran optimismo sobre las posibilidades que el hombre tenía de seguir avanzando en el conocimiento. Pero para ellos este conocimiento tenía que estar basado en reglas precisas y exactas (de la misma manera que el universo se regía por leyes naturales precisas). Esas reglas que había que seguir para obtener un conocimiento verdadero constituían un método científico. Como consecuencia tenemos que: a) sólo mediante el acatamiento a estas reglas se podía llegar a la verdad científica; b) existía una “verdad” fuera del hombre que este podía conocer si aplicaba bien un método de investigación.

5) Búsqueda de la felicidad; en el siglo XVIII existía la firme creencia de que el hombre tiene una tendencia natural a buscar la felicidad y la sociedad y el gobierno deben hacer todo lo posible para que así sea. Creían en un “derecho a la felicidad”. La felicidad se identifica con el placer y especialmente con el goce de lo material. La búsqueda del placer individual no es malo, por el contrario se considera positivo porque el deseo de algo que da placer mueve al hombre a conseguirlo y lo impulsa a trabajar, producir o investigar para conseguir satisfacer ese deseo y obtener placer. El filósofo inglés John Locke afirmaba: “ La inquietud que un hombre siente por la ausencia de una cosa que le daría placer es lo que llamamos deseo y la inquietud es el principal, por no decir el único, aguijón que excita a la creación y a la actividad de los hombres”
La difusión de las ideas de la Ilustración.
Los salones de la aristocracia, los cafés (una novedad del siglo), las sociedades de lectura, las academias científicas y las publicaciones, ya sea de libros o de periódicos, fueron los instrumentos a través de los cuales se difundieron las ideas de la Ilustración.
Las gentes dedicadas a las letras tomaron la costumbre de reunirse para hablar. La costumbre de tomar café acababa de introducirse en Europa y en Francia desde los primeros años del reinado de Luis XV hubo lugares públicos llamados cafés en la ciudad de París. Allí los intelectuales se reunían a charlar y debatir rodeados de la concurrencia; cuando pronunciaban alguna frase que era ingeniosa era recogida por los presentes y difundida por toda la ciudad.
También se hizo costumbre que algunos personajes importantes, generalmente nobles, recibieran a escritores y científicos en su casa, se servía una comida y luego se charlaba durante horas. Los escritores leían sus obras, se discutía sobre literatura, teatro, filosofía y hasta política. Las dueñas de casa se disputaban el honor de tener como invitados a los intelectuales más celebres del momento. 
En los "salones" de algunos nobles se difundieron las Nuevas Ideas
En cuanto a las publicaciones, las nuevas ideas no fueron tan fáciles de difundir públicamente debido a la censura. Algunas críticas se empezaron a deslizar a través de novelas, relatos de viajes imaginarios, obras de teatro, etc. A veces se publicaban en folletines fáciles de ocultar, sin nombre del autor o con un nombre falso. El estado y la iglesia condenaban y quemaban las obras que consideraban “inconvenientes” y sus autores eran perseguidos y encarcelados.
Una de las publicaciones más importantes del siglo XVIII fue la Enciclopedia cuyo verdadero nombre era “Diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios”. Se trataba de una publicación periódica que abarcó 28 volúmenes entre los años 1751 y 1772. La obra fue dirigida por Diderot y D’Alembert y en ella escribían diversidad de autores (entre otros Voltaire, Rousseau, Condorcet, Turgot) sobre variados temas como lo indica el nombre. Los artículos respondían a distintas corrientes de pensamiento y reflejaban tanto las nuevas ideas como la antigua forma de pensar, evidenciando la tolerancia con que se realizaba la obra.
La Enciclopedia fue el vehículo de expresión ideológica de una fracción importante de la burguesía francesa, la misma que después impulsó la revolución contra el Antiguo Régimen. La obra fue censurada y prohibida durante algún tiempo dentro de Francia. La Iglesia la condenó y la ubicó en su Index de obras prohibidas, mientras que los países más conservadores impidieron su ingreso.
Los autores del siglo XVIII consideraban que la educación era una herramienta importante para la difusión de la nueva forma de pensar y exigían que se incorporara a la enseñanza los descubrimientos de las ciencias así como el uso de la observación y la experimentación. Criticaban la forma de enseñanza tradicional puramente libresca.
Otra forma de difusión de las Nuevas Ideas fue a través de sociedades secretas como la masonería. Muchos de los defensores y difusores de la Ilustración pertenecían a logias masónicas que tenían como uno de sus objetivos desarrollar todas las actividades que mejoraran la condición humana.

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